Desgraciadamente de nuevo los conflictos bélicos aparecen en nuestras portadas diarias, y ya no son conflictos que nos parecían lejanos y de importancia efímera; esta vez lo tenemos bien cerquita. Cualquier conflicto bélico afecta a todo el engranaje geoestratégico mundial, evidentemente mientras más cercano estemos al nudo de las confrontaciones más nos afectará. En este caso, el hecho de que uno de los contendientes sea una gran potencia militar afecta y asusta de sobremanera. Nadie sabe cuándo, cómo y cuánto nos va a afectar, pero lo que sí sabemos es que sus consecuencias no serán nada buenas para nada ni nadie.
Como no podría ser de otra forma, afectará y afecta ya al comercio mundial en todos sus ámbitos, y como hemos dicho antes, a los que estén más cerca más les tocará bailar con la más fea. Por esto último, ya sufrimos y vivimos en la UE toda una serie de consecuencias, entre las cuales lógicamente una batería de modificaciones de tipo legislativo en orden a cumplir con las medidas de embargo contra Rusia. Así se establecen una serie de restricciones a exportaciones a Rusia como el Reglamento (UE) 2022/328 de 25 de febrero de 2022 que modifica el Reglamento (UE) 833/2014, o el Reglamento (UE) 2022/263 de 23 de febrero de 2022, relativo a medidas restrictivas en respuesta al reconocimiento de las zonas no controladas por el Gobierno de Ucrania de Donetsk y Luhansk y establece medidas que afectan al control de los intercambios de mercancías con este país. Por ello, desde Aduanas Merino, aconsejamos que antes de iniciar cualquier tráfico comercial con alguno de estos dos países, sean muy cautelosos en ver si legalmente puede llevarse a cabo o no dichos intercambios y también examinar con mucha cautela el origen de las mercancías de lugares próximos al conflicto.
Esperemos por el bien de todos, en especial de los ucranianos, que cese esta locura de manera inmediata.